La alimentación tiene un papel preponderante en el tratamiento del hígado graso no alcohólico, siendo de gran importancia la disminución del peso corporal y la modificación de la dieta para prevenir la progresión a una cirrosis o un cáncer de higado.
Los objetivos de la intervención nutricional en el paciente con hígado graso:
- Modificación de estilos de vida
- Lograr un peso saludable
- Disminucion de la cumulación de grasa en el higado
- Disminución de triglicéridos y/o colesterol en sangre
- Mejorar la Función de la insulina
- Evitar complicaciones propias de la enfermedad como la progresión del hígado a graso a cirrosis o cáncer de hígado
- Mejorar la calidad de vida
La alimentación del paciente con cirrosis varía según su enfermedad se encuentre compensada o descompensada (encefalopatía hepática, hemorragia del tubo digestivo digestivo, ascitis, síndrome hepatorrenal), La correcta nutrición de estos pacientes es tan importante como el tratamiento farmacológico de la enfermedad y sus complicaciones. la dieta debe establecerse de manera individualizada reajustando según la respuesta del enfermo a la terapia. Todo esto encaminado a mejorar la calidad de vida de la persona.
Los objetivos de la intervención nutricional en el paciente con cirrosis son:
- Satisfacer las necesidades de energía para evitar la pérdida de peso
- Evitar y/o corregir la desnutrición, relacionada por falta de apetito y saciedad precoz.
- Evitar el edema o acumulación de líquido en el abdomen (ascitis)
- Mejora del pronóstico de la enfermedad
- Reducir la pérdida de masa muscular
- Promover la síntesis de masa muscular
- Preservar la masa función inmunológica
- Mejorar la calidad de vida